Hay tantos aspectos de la vida, tantas tareas o sectores en los que se puede encontrar una relación con el fútbol que surge la pregunta de porqué el dibujo iba a ser una excepción.
Miguel Rep es fanático de Boca, pese a que de chico comenzó siendo de River por una cuestión que ni él puede responder con certeza: “No me puedo acordar por qué. Lo que sí recuerdo es el momento en el que Boca llegó definitivamente: fue cuando me enamoré de Nancy, una compañera de cuarto grado que era de Boca. Yo hacía cualquier cosa por estar cerca de ella, por parecerme, por tener un vínculo. Así que me hice hincha de Boca. Averigüé todo de esa nena, y, como no había manera de acercarme siendo de River, cambié, pero jamás me pasó bola. De ese enamoramiento me quedaron los colores, que son el producto de ese amor”. Pero profundiza y se mete en el terreno de lo artístico para fortalecer todavía más ese cambio que cualquiera calificaría de traición: “Me gustan mucho esos colores porque me encantan los colores fuertes: el azul es mi preferido. La peor combinación es rojo y blanco. Ahí hubo una decisión pictórica”.
Rep, de 50 años, en realidad se apellida Repiso. Es dibujante y humorista grafico, autodidacta, tal cual asegura. Nacido en San Isidro, publicó su primer dibujo a los 14 años. Desde el primer numero del diario Página/12 que Rep realiza un chiste cada día. Lo hace semanalmente para la revista Veintitrés, y mensualmente para Fierro. A veces también colabora para los diarios españoles El País, y La Vanguardia.
Todavía recuerda cuando de chico no lo dejaban salir a la calle a jugar al fútbol y entiende en esto la causa por la que, según él, nunca se transformó en un buen jugador. “Como de chico no me dejaban salir, no aprendí. Lo poco que sé, lo aprendí de grande, a partir de los 18 años, cuando empecé a jugar con otros dibujantes. Pero soy muy patadura. En el Mundial del ’90, en Italia, en el partido debut contra Camerún, que perdimos, el Checho Batista jugó horrible; entonces lo dibujé como una momia. Esa momia gustó tanto que la seguí haciendo hasta hoy. Ahora no es más Batista, son otros jugadores y es un homenaje a lo patadura que soy”, se define, jocoso. Admite que por su profesión también zafó de jugar en un puesto tan ingrato como es el del arquero: “¡Si agarro mal una pelota, me quedo sin dibujar! Eso a veces lo comprenden, y otras me putean. Dicen: ‘¿Cómo? ¿El 'fino' no va al arco?’”.
Alguna vez, Albert Camus y Jorge Valdano aseguraron que lo máximo que aprendieron sobre las personas fue a partir del fútbol. Rep también reconoce que creció como dibujante, al menos en algunas cuestiones, gracias a la pelota: “Siento que soy un futbolista dibujando. Aprendí del fútbol y del ajedrez mucho de lo que aplico en lo laboral. Del ajedrez, aprendí las operaciones importantes, como que hay que imaginar la respuesta del otro, la siguiente tuya y la que viene del otro. Se trata de la prevención. Me dotó de cierta inteligencia, si es que la tengo. Y el fútbol me ayudó a ser un buen espectador. Puedo adivinar una jugada o lo que se viene. Comprendo el cuerpo del jugador, los movimientos, la gambeta del otro, aunque después no me salga en la cancha. Podría describir una gran jugada y un gran gol como si lo estuviese haciendo, aunque no pueda. O me imagino infinitos partidos de fútbol donde la rompo. Aprendí las grandes jugadas, y, cuando por esas casualidades de la vida me sale un buen gol, lo disfruto muchísimo. Son de esas cosas que se afianzan en mi memoria y le dan vuelo a mi creatividad después”.
Ampliando el episodio del actual técnico de la Selección hecho momia durante el Mundial de Italia, Rep explica de dónde surgió el estilo que aplica en sus dibujos: “Yo del fútbol aprendí a dibujar y a hacer humor desde el mal jugador, desde la filosofía del mal jugador, desde ése que dice ‘juego mal y me la banco’”. Declara que para él es muy importante poder hacer algo a partir de una debilidad. Es una forma de compensar una limitación de otra manera y poder disfrutarla. “Se me fueron muchos prejuicios con el fútbol, porque pensaba que nunca iba a poder funcionar colectivamente, y cuando estoy en equipo puedo. Mi trabajo es muy individualista y el fútbol me enseñó que en las gestas colectivas hay que unirse con alegría y bancar en las adversidades”, reconoce.
Creador de más de 60 personajes, autor de más de 20 libros, y pintor a veces de murales en distintos países, es probable que a Rep no le griten en el rectángulo verde frases como “¡dibuje maestro!”, o “qué jugada Miguel, qué artista…”, por su ya confesa escasa habilidad, pero cuando se trata del rectángulo blanco y ese pasto ahora es papel, Rep se mueve como un crack, conocedor del terreno, su trazo va de un extremo de la hoja al otro como un cambio de frente que solo los tocados por la varita pueden hacer. Y es a esta altura donde no se sabe qué se relaciona con qué, si el fútbol con el dibujo o viceversa. Al fin y al cabo es lo mismo y un partidazo puede ser una obra de arte, o un dibujo que no conforma, un espectáculo de ida y vuelta.
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