viernes, 21 de octubre de 2011

Un siglo del nacimiento de la creadora de sueños y fantasías

Hoy cumpliría 100 años Mary Blair, dibujante de Disney World y creadores de inolvidables películas como Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan y Cenicienta. Por ello, Google la recuerda mediante sus tradicionales doodles en la portada de su página.
El doodle con el que Google recuerda a Mary Blair
Mary Blair nació en McAlester, Oklahoma en 1911 y murió en California en 1978 debido a una hemorragia cerebral (con versiones de que en ese entonces Walt Disney pidió que congelaran su cuerpo y la despertaran cuando la ciencia pudiera salvarla). Comenzó a trabajar para Disney en 1940 colaborando, primero, en la creación de Dumbo y luego haciéndose cargo de la película La dama y el vagabundo.

Imagen de Alicia en el país de las maravillas (1953)
Pero fue durante la década del ’50 cuando Blair hizo sus mejores dibujos e ideó los conceptos de las que luego serían tres películas memorables, empezando en 1950 por Cenicienta (basada en el cuento de Charles Perrault). Un año más tarde apareció una niña rubia con vestido azul y un mundo de fantasías en Alicia en el país de las maravillas, y en 1953, Peter Pan, otra fabulosa historia de Disney que continúa presente en los recuerdos de varias generaciones al igual que las otras dos.
100 años cumpliría hoy Mary Blair
Luego de la creación de Peter Pan, Blair abandonó la compañía y decidió seguir su propio camino como diseñadora e ilustradora en campañas publicitarias para diferentes empresas y en libros para niños. En 1991, fue honrada como leyenda de Disney y hoy, en su homenaje, se la recuerda en la portada del buscador más famoso del mundo. Para que el arte y todo el encanto que transmitió en sus dibujos quien fuera el corazón de la casa de Mickey Mouse durante los ‘50 no pase al olvido.

Luego de renunciar en Disney continuó su camino como ilustradora de libros para chicos

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Memorable cuadro de un Toro que hizo historia



Pese a tener el húmero del brazo izquierdo fracturado y luego de haber caído unas siete veces en el primer round, Luis Ángel Firpo, “el Toro Salvaje de las Pampas” (apodado así por el periodista neoyorquino Damon Runyon), expulsó del cuadrilátero al dueño de la corona, Jack Dempsey, por 17 segundos. El argentino debió haber sido coronado ahí mismo como el nuevo campeón mundial de los pesos pesados pero el árbitro Jhonny Gallagher ralentizó el conteo y esperó que el estadounidense subiera de vuelta al ring, lo cual finalmente hizo, pero ayudado por periodistas. En el segundo asalto, Firpo cayó dos veces y entonces Dempsey retuvo el título por KO. Aquel 14 de septiembre de 1923 en el Polo Grounds de Nueva York quedó en la historia y es a partir de esa gesta que hoy en Argentina se celebra el día del boxeador.

Toda la humanidad del campeón mundial de los pesos pesados cayó sobre su cuerpo. Cuando Firpo lanzó hacia afuera del ring a Dempsey, este se desplomó sobre la privilegiada multitud que tuvo la oportunidad de presenciar tamaña pelea. Y dentro de ese grupo de gente que recibió del cielo la pesada masa corporal del boxeador se encontraba el pintor George Wesley Bellows, el autor de la obra (“Dempsey y Firpo”) que ilustra esta nota. Bellows fue testigo del acontecimiento gracias a una acreditación que había recibido de un diario neoyorquino y cuando pintó la escena, en 1924, recordó: “Cuando Dempsey fue despedido a través de las cuerdas cayó sobre mis piernas, entonces lo insulté un poco y lo devolví al ring con instrucciones para que se animara”.

El cuadro, pintado en óleo sobre lienzo y de 1,30 x 1,60 metros, retrata uno de los momentos más importantes y memorables del boxeo. Refleja, entre otras cosas, la sorpresa con la que las personas aledañas al cuadrilátero reciben a Dempsey luego de que Firpo lo lanzara con un golpe en la pera. Es que nadie imaginaba que el argentino lograra algo semejante. “Yo sólo pinté a dos hombres tratando de matarse unos a otros”, explicó Bellows, tiempo más tarde. Y pese a que luego Dempsey noqueara a Firpo en el segundo round, el pintor eligió a esa escena como la más significativa del encuentro. Según el biógrafo de Bellows, la cabeza calva de éste puede encontrarse en el extremo izquierdo de la obra, aunque también podría ser el del centro, como él mismo dijo, que está ayudando a Dempsey a retornar a la pelea.

Siete años después de realizar la obra, el artista murió a los 42 años en el albor de su fama. La pieza fue adquirida en 1931 por Gertrude Vanderbilt Whitney en 18.500 dólares, hasta ese momento, el monto más grande que se pagó por una pintura americana.

Además de ese cuadro, el artista realizó dos litografías más. Ambas con el golpe de zurda que arroja a Dempsey hacia fuera de las cuerdas. Curiosamente, una de ellas se convirtió en seguida en un clásico americano y durante la Segunda Guerra Mundial las Fuerzas Armadas de Estados Unidos encargaron una copia fotográfica de la impresión para distribuirla a los soldados en los campamentos y hospitales y así centrar la atención en los combatientes.

domingo, 31 de julio de 2011

Liniers y su novedosa forma de entrevistar

La entrevista dibujada de Liniers. A Les Luthiers, primero, y al músico Jorge Drexler, después: 
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sábado, 30 de julio de 2011

Messi, gigante hasta en los trazos

El artista Joan Vizcarra realizó, con fines beneficos, una caricatura de Lionel Messi en Barcelona de tres metros de alto y dos de ancho. Nunca antes se pintó algo tan grande del astro argentino.

Alguna vez Víctor Hugo Morales dijo que las mejores frases que se le ocurrieron en un relato fueron con Diego Maradona en la cancha. Será que los genios inspiran… Joan Vizcarra andaba con ganas de pintar algo grande, diferente, y cuando se puso a pensar sobre quién podía hacerlo no dudo: “Estaba clarísimo: del más mediático y de rabiosa actualidad, Leo Messi”.

Joan Vizcarra junto a su obra, la caricatura
de Messi más grande de la historia. (EFE)
Con los rasgos distintivos exagerados, requisito ineludible de toda caricatura, el argentino aparece con una corona sobre su cabeza, alegre y cercano, con la camiseta del Barcelona y pisando una pelota dorada con su pie derecho. "Quería dar un punto de vista simpático del personaje. Un Messi un poco más extrovertido, con un punto de confianza con el que lo mira, guiñando el ojo”, explicó el autor, quien además contó que el propio homenajeado ha visto la imagen y se mostró “contento”. Además, y más allá de que el dibujo haya sido hecho en Cataluña, Vizcarra reveló también por qué decidió retratarlo con la camiseta blaugrana: “No con la de Argentina porque es el rey del Barsa".

Con esta obra, el artista, quien también trabaja en la revista satírica “El Jueves”, cerró la exposición “Con un V de Vizcarra”, una muestra retrospectiva con más de 300 caricaturas suyas expuestas durante el mes de julio en Barcelona.

La obra, de tres metros de alto y dos de ancho, será vendida para fines benéficos, luego de realizar un viaje por España junto al resto de la exposición.
Y por si la otra megaestrella de la liga española sintió celos, Vizcarra avisó que en Madrid dibujará una obra en directo del portugués Cristiano Ronaldo.

miércoles, 13 de julio de 2011

Salió el sol. ¿O sólo por ahora?

Segundo partido del Grupo A, minutos finales del primer tiempo entre Colombia y Argentina. 0-0 y un nivel pobrísimo de la Selección local. Arranca Messi por enésima vez -o vaya a saber uno qué número corresponde- en la mitad de la cancha, más precisamente en posición de 5. Encara hacia delante, toca con Banega y va en busca de la devolución, pero la pared es imprecisa y le termina quedando la pelota atrás. Frena, se dobla el tobillo y queda lesionado en el piso unos minutos. La gente se fastidia y ya no puede creer lo que está viendo. ¿Por qué Messi no es el mismo acá que en el Barcelona? Es la pregunta repetida. ¿Cuál es la razón por la cual allá sale siempre goleador, feliz y sonriendo en las tapas de los diarios y aquí cabizbajo, sin comprender el juego de los que lo rodean? Porque puede que allí esté la clave, en los que lo rodean. Así por lo menos lo entiende Sport, un diario catalán que, junto a Mundo Deportivo, disfruta cada fin de semana el arte hecho fútbol del jugador rosarino. Y a través de su sección de humor pone a Messi explicando: “Para triunfar en Argentina me faltan un par de cosas”. Y tras él aparecen Xavi e Iniesta con la camiseta nacional. “Ese par de cosas”, remata. El chiste causa efecto por lo absurdo, pero en parte no hace más que reflejar algo que es cierto. Messi no juega cómo en el Barcelona porque no juega con los del Barcelona. Así de sencillo. Después se discutirá si, de otra forma, lo hace bien o no, pero cómo el Barcelona seguro que no.

Messi tuvo la chance de jugar para la Selección Española pero decidió defender la camiseta de Argentina. Pese a eso, aún se le machaca que no ama al país, y que no tiene compromiso por el equipo. Entre otras cosas, porque no canta el himno. Así de ridículo son los argumentos. Como si Vicente López y Planes hubiese sido clave para ganar un Mundial. Más allá del chiste, el sentimiento de Messi con la Argentina es un tema que, parece, nunca va a acabar. A los 13 años se fue a Barcelona, y desde allí que está en España. Es lógico que tenga un sentido de pertenencia con ese país, pero eso no significa que no ame a la Argentina o que no disfrute venir a vestir la camiseta nacional. No obstante, Sport se aprovechó de los insultos que bajaron de las tribuna de Santa Fe tras el 0-0 con Colombia y dibujaron a un Messi, melancólico por el presente, pero esperanzado por el futuro. “Bueno, hay que ser positivo…”, comienza, “…cada vez me queda menos para volver a Barcelona”, cierra.


Pero ante Costa Rica todo cambió. Llegó el día en el que Messi jugó feliz con la camiseta de Argentina, no preocupado u ofuscado porque las cosas no le salían como ante Bolivia y Colombia. Jugó magistralmente, fue partícipe de los tres goles, y metió otras tres asistencias clarísimas. Sonrió ante su gente y escuchó la ovación que ésta le entregaba con justicia. Tuvo, además, un socio con quien dialogó el mismo idioma futbolístico. En este tren de comparación con el Barcelona, y salvando las obvias distancias, Gago fue su Xavi. Sin embargo, Messi actuó esta vez como generador de las oportunidades, no fue el encargado de terminarlas. Le cedió ese rol a Agüero, a Higuaín y luego a Di María. Le faltó un gol para redondear una noche estupenda. Algo que de todas formas no opaca ni minimiza su gran actuación. Esta vez Sport decidió retratar que a Messi le fue bien, y que está contento con que a la Selección también. “Al fin salió el sol”, es la frase, con la bandera de Argentina y el rostro del crack haciendo del sol en un tercer cuadro. No importa que el rival haya sido un Costa Rica sumamente inferior. De la noche a la mañana es todo color de rosa y Argentina nuevamente es candidata. Tan rápido cambia todo que no es de extrañar que el lunes vuelvan las nubes y los ojos al suelo buscando respuestas. Allí estará Sport, seguramente, para graficar la situación, y en defensa de su Messi.

miércoles, 8 de junio de 2011

El dibujo como excusa para contar cosas

ASI COMO ALGUNOS PERIODISTAS CUENTAN CON UN MICRÓFONO PARA EXPRESARSE, EL INSTRUMENTO DEL DIBUJANTE-PERIODISTA ES EL LÁPIZ

Si un periodista es una persona que se encarga de contarle cosas, hechos, situaciones o historias a la gente, nadie los puede contradecir a Quino, a Sábat, y a Mordillo cuando afirman ser “más periodistas que dibujantes”, ya que, al fin y al cabo, en el periodismo lo que importa además del qué, es el cómo se dice aquello que se quiere contar, y el cómo en ellos, en este caso, es el dibujo.

Franz Kafka, Cristina Férnandez, y Néstor Kirchner
por Hermenegildo Sábat
El uruguayo Hermenegildo Sábat lleva más de 30 años siendo caricaturista en la página de política en Clarín. Publicó su primer dibujo a los 15 años en el diario Acción, de Montevideo, donde también fue periodista, fotógrafo y diagramador. Antes de viajar hacia la Argentina en 1966, a Sábat le ofrecieron ser redactor en El País, pero rechazó el cargo para dedicarse al arte plástico y ser simplemente “un periodista que dibuja”. Jamás va dejar de ser lo primero porque dice que ese oficio es el único que le permite entender el mundo, y lo que pasa es que prefiere reflejarlo a través del lápiz. Las caricaturas políticas de Sábat ya son un clásico. No hablan, sin embargo. No hay diálogo. Y esto, tal vez, sea fundamental para que hoy esté con vida: “Si a alguno de esos dibujos le hubiera puesto palabras, habría sido boleta. Sobre todo en la dictadura. Una sola vez me hicieron escuchar un mensaje amenazador que decía que si yo seguía con los dibujitos, me iban a tirar de un avión. De todas formas, pasaron dos años y tres meses del Golpe hasta que publiqué el primer dibujo de algún militar de la Junta. Otro elemento que también hay que tener en cuenta en este trabajo es que uno tiene que mantenerse siempre lejos de la zona del poder”.
Quino y la censura a través de la tira Mafalda

Otro que siempre “se mantiene informado sobre la actualidad para tratar de reflejar las preocupaciones de la gente y los problemas del mundo” es el humorista gráfico Joaquín Salvador, más conocido como “Quino”, hoy un tanto retirado. En la tira Mafalda, creada en 1963, además de ser de humor, Quino no hacía más que reflejar los problemas por los que atravesaba la Argentina hasta 1973. El dibujo como excusa para mandarle mensajes de contenido social al lector, de enfrentarse a la burocracia, a los errores de la autoridad y las injusticias cotidianas.

Hace más de 60 años que también Guillermo Mordillo no para de dibujar. En 1948 obtuvo el certificado de Ilustrador en la Escuela de Periodismo, y, además de llenar el papel de trazos y líneas ama la entrevista. “Es una de las pocas ocasiones en la cual dos personas se escuchan”, asegura. “A veces juego a la entrevista con mi familia y mis amigos. Lo hice con mi mamá, antes de que falleciera. Le hice una pregunta que a lo mejor ninguno de ustedes le ha hecho a sus madres: ‘mamá, ¿dónde me hicieron?”, cuenta sin avergonzarse, típico del periodista que no tiene miedo de preguntar lo que sea. “A la gente le gusta que te intereses en ella , yo soy más periodista que dibujante porque publico en los periódicos”, explica.

Mordillo y su denuncia del totalitarismo
Mucha gente se habrá enojado, tal vez, con las denuncias que a través de sus caricaturas hace Sábat en el diario Clarín. Hay una escena que dibujó Quino en la que aparece Mafalda y una pared con la frase “Basta de censura” a medio escribir, y un chiste mudo de Mordillo, como claro repudio al totalitarismo, en donde se ve una ciudad con todas casas azules e iguales menos una que tiene el techo rosa, y hay un auto de policía llevándose preso al dueño. Puede que sean un chiste, el fin primero es hacer reír, por supuesto, pero a veces, por ejemplo, pasan a ser más que dibujos. Quino, Sábat y Mordillo, en esos casos, exceden el rol de dibujantes y se transforman en personas que le cuentan algo a la gente. Y de eso se trata, justamente, ser periodista. Ayer ellos también festejaron su día.

lunes, 6 de junio de 2011

Zapping

Raúl está sentado y no sabe qué hacer. La hoja en blanco frente a su rostro lo atormenta. ¿Por qué tan poca imaginación?, se castiga. Tal vez sea porque no comió nada desde que se levantó, piensa, porque como dice su abuela, con la panza vacía uno no rinde. Pero Raúl mucho caso no le da a la frase, no está inspirado porque no está inspirado. Punto. Prende la tele. Eso siempre le da ideas, o le sirve para distraerse y pensar un poco.

Evidentemente no hay nada, Raúl cambia y cambia de canal y no se estaciona nunca en ninguno. Pero cuando el zapping hace que esté por pasar por segunda vez en cada programa, el control descansa y frena en ESPN. Está jugando Juan Ignacio Chela contra Andy Murray por los cuartos de final de Roland Garros. Un pelotazo del escocés termina en la red y Raúl sonríe. Decide ver el partido y al aparato que no paraba de apretar lo sitúa ahora a un costado de la mesa. Raúl no sabe de tenis, o sabe, pero lo mínimo. Desconoce también que Chela está haciendo un torneo bárbaro, que ésta es la segunda vez que accede a esa instancia en París. A Raúl tan sólo le gusta verlos correr, le gusta cuando la cámara enfoca las caras de esos tenistas que sobre polvo de ladrillo batallan en busca de un lugar en semifinales, le gusta ver sus gestos, sus rasgos físicos. Le da un vuelco de alegría porque finalmente sabe qué hacer con ese maldito papel que lo mira, desnudo de líneas y trazos, dese abajo.

Lo sorprende el flaco perfil del argentino. La estatura además, maximiza la delgada percepción de su figura. Y Raúl esboza una línea larga, a la que le da volumen y forma de torso. Exagera el cuerpo. Así le enseñaron de chico que se hacen las caricaturas, resaltando los rasgos más dominantes, los más distintivos. Un buen passing shot de Chela hace que la televisión muestre un primerísimo plano suyo festejando y sonriente. Raúl descubre la diferencia del tamaño de los dientes centrales con respecto a sus laderos y dibuja dos paletas grandes, más largas que anchas. Y ve también que en ese gesto de algarabía, los labios casi desaparecen por lo finos. Traza, borra y vuelve a borrar. Y ruega porque Chela gane el punto, pero no por el beneficio deportivo que significaría, sino para que las cámaras allá en Francia lo enfoquen nuevamente y él pueda dibujar y seguir retratando.

Raúl está fascinado por los rasgos físicos de Chela, y no aguanta más y entonces busca en Internet imágenes del tenista. Una cara puntiaguda que termina con una barbilla angosta pero saliente. La exagera. Resalta también los pómulos y la frente ancha, tapada apenas por esa gorra puesta para atrás. Por qué alguien usaría la gorra así, se pregunta Raúl mientras dibuja. Tal vez para esconder un poco esas orejas grandes que con la gorra no parecen tanto, se responde, racional, de inmediato. Nariz recta y ojos escondidos debajo de dos cejas derechas y, sí, también finas. Menos mal que son negras porque si no al fruncirse tal vez pasarían desapercibidas como le ocurre con los labios, especula. Y la boca que cuando se abre lo hace más horizontal que verticalmente, porque la lengua y el paladar casi no se perciben, pero los dientes se ven enteros: desde el último de la punta derecha hasta el último del de la izquierda. Blancos y brillantes.

Es mala. Chela la tira larga y ahora las cámaras lo toman pero para mostrar su desazón, su bronca. Se le pasaron por alto a Raúl esas patas de gallo y de nuevo lo invaden los interrogantes. ¿Cuántos años tendrá? ¿Habrá canas entre ese pelo negro y será esa otra de las razones por la cual usa la gorra? Con algunas arrugas desparramadas alrededor de los ojos, Raúl termina la caricatura del argentino y se siente bien, satisfecho, porque le gusta lo que ve, y porque logró ganarle a ese papel que hace poco lo torturaba con su despejada superficie, con su blancura.

Dejó el dibujo al lado del control remoto y se cruzó de brazos para seguir atento el partido. Para ver cómo le iba a su criatura, la que lo inspiró y lo sacó de esa insoportable situación de sentirse un inútil con poca inventiva y creatividad. Pero a Chela bien no le va. El escocés es superior y lo termina venciendo por 7-6 (2), 7-5, y 6-2 en casi tres horas de partido. Y la cámara se concentra ahora en Murray y su grito de júbilo. El cuello largo, el ensanchamiento de la cabeza a medida que se asciende, la nariz que desciende rápido y recta, casi aguileña, ese pelo enmarañado y castaño, las cejas fruncidas por más que la expresión sea de alegría. Todo de vuelta. La abuela no sabe nada, la panza vacía no tiene nada que ver. Raúl saca otra hoja y comienza otra vez. Quién sabe cuando vaya a parar para comer.

miércoles, 1 de junio de 2011

“Soy un futbolista dibujando”

Hay tantos aspectos de la vida, tantas tareas o sectores en los que se puede encontrar una relación con el fútbol que surge la pregunta de porqué el dibujo iba a ser una excepción.

Miguel Rep es fanático de Boca, pese a que de chico comenzó siendo de River por una cuestión que ni él puede responder con certeza: “No me puedo acordar por qué. Lo que sí recuerdo es el momento en el que Boca llegó definitivamente: fue cuando me enamoré de Nancy, una compañera de cuarto grado que era de Boca. Yo hacía cualquier cosa por estar cerca de ella, por parecerme, por tener un vínculo. Así que me hice hincha de Boca. Averigüé todo de esa nena, y, como no había manera de acercarme siendo de River, cambié, pero jamás me pasó bola. De ese enamoramiento me quedaron los colores, que son el producto de ese amor”. Pero profundiza y se mete en el terreno de lo artístico para fortalecer todavía más ese cambio que cualquiera calificaría de traición: “Me gustan mucho esos colores porque me encantan los colores fuertes: el azul es mi preferido. La peor combinación es rojo y blanco. Ahí hubo una decisión pictórica”.

Rep, de 50 años, en realidad se apellida Repiso. Es dibujante y humorista grafico, autodidacta, tal cual asegura. Nacido en San Isidro, publicó su primer dibujo a los 14 años. Desde el primer numero del diario Página/12 que Rep realiza un chiste cada día. Lo hace semanalmente para la revista Veintitrés, y mensualmente para Fierro. A veces también colabora para los diarios españoles El País, y La Vanguardia.

Todavía recuerda cuando de chico no lo dejaban salir a la calle a jugar al fútbol y entiende en esto la causa por la que, según él, nunca se transformó en un buen jugador. “Como de chico no me dejaban salir, no aprendí. Lo poco que sé, lo aprendí de grande, a partir de los 18 años, cuando empecé a jugar con otros dibujantes. Pero soy muy patadura. En el Mundial del ’90, en Italia, en el partido debut contra Camerún, que perdimos, el Checho Batista jugó horrible; entonces lo dibujé como una momia. Esa momia gustó tanto que la seguí haciendo hasta hoy. Ahora no es más Batista, son otros jugadores y es un homenaje a lo patadura que soy”, se define, jocoso. Admite que por su profesión también zafó de jugar en un puesto tan ingrato como es el del arquero: “¡Si agarro mal una pelota, me quedo sin dibujar! Eso a veces lo comprenden, y otras me putean. Dicen: ‘¿Cómo? ¿El 'fino' no va al arco?’”.

Alguna vez, Albert Camus y Jorge Valdano aseguraron que lo máximo que aprendieron sobre las personas fue a partir del fútbol. Rep también reconoce que creció como dibujante, al menos en algunas cuestiones, gracias a la pelota: “Siento que soy un futbolista dibujando. Aprendí del fútbol y del ajedrez mucho de lo que aplico en lo laboral. Del ajedrez, aprendí las operaciones importantes, como que hay que imaginar la respuesta del otro, la siguiente tuya y la que viene del otro. Se trata de la prevención. Me dotó de cierta inteligencia, si es que la tengo. Y el fútbol me ayudó a ser un buen espectador. Puedo adivinar una jugada o lo que se viene. Comprendo el cuerpo del jugador, los movimientos, la gambeta del otro, aunque después no me salga en la cancha. Podría describir una gran jugada y un gran gol como si lo estuviese haciendo, aunque no pueda. O me imagino infinitos partidos de fútbol donde la rompo. Aprendí las grandes jugadas, y, cuando por esas casualidades de la vida me sale un buen gol, lo disfruto muchísimo. Son de esas cosas que se afianzan en mi memoria y le dan vuelo a mi creatividad después”.

Ampliando el episodio del actual técnico de la Selección hecho momia durante el Mundial de Italia, Rep explica de dónde surgió el estilo que aplica en sus dibujos: “Yo del fútbol aprendí a dibujar y a hacer humor desde el mal jugador, desde la filosofía del mal jugador, desde ése que dice ‘juego mal y me la banco’”. Declara que para él es muy importante poder hacer algo a partir de una debilidad. Es una forma de compensar una limitación de otra manera y poder disfrutarla. “Se me fueron muchos prejuicios con el fútbol, porque pensaba que nunca iba a poder funcionar colectivamente, y cuando estoy en equipo puedo. Mi trabajo es muy individualista y el fútbol me enseñó que en las gestas colectivas hay que unirse con alegría y bancar en las adversidades”, reconoce.

Creador de más de 60 personajes, autor de más de 20 libros, y pintor a veces de murales en distintos países, es probable que a Rep no le griten en el rectángulo verde frases como “¡dibuje maestro!”, o “qué jugada Miguel, qué artista…”, por su ya confesa escasa habilidad, pero cuando se trata del rectángulo blanco y ese pasto ahora es papel, Rep se mueve como un crack, conocedor del terreno, su trazo va de un extremo de la hoja al otro como un cambio de frente que solo los tocados por la varita pueden hacer. Y es a esta altura donde no se sabe qué se relaciona con qué, si el fútbol con el dibujo o viceversa. Al fin y al cabo es lo mismo y un partidazo puede ser una obra de arte, o un dibujo que no conforma, un espectáculo de ida y vuelta.

Su blog: http://www.miguelrep.blogspot.com/
Su página web: http://www.miguelrep.com.ar/

lunes, 23 de mayo de 2011

No podrán aspirarte

El dibujo de Caloi, en un momento, seguramente no causaba tanta gracia en París. Era más que un chiste, parecía hasta una imagen premonitoria de lo que podía llegar a pasar y entristecía. Pero ahora no. Ahora las carcajadas pueden fluir tranquilas porque desde febrero que está confirmado: el Roland Garros no sufrirá la mudanza que algunos querían realizar. Habrá reformas, pero no traslado. Nadie se llevará ese polvo mítico a otro lado.

El Roland Garros es el único de los cuatro Grand Slams que desde su comienzo ha permanecido en el mismo lugar, en el histórico sitio de Bois de Boulogne. Y desde 1891, cuando solo admitía jugadores franceses, y desde 1925, cuando se permitió la participación de extranjeros, ha sido el polvo de ladrillo la superficie insignia. Inalterable. Sin embargo, de un debate que comenzó en los últimos años se instaló la idea de mudar el torneo debido a las pocas dimensiones y capacidades en las que se juega. No habrá mudanza pero sí reforma. Toda la remodelación, no obstante, estará lista recién en 2016, así que un por tiempo no se hablará más del tema. Habrá 35 canchas, una de las cuales, la central (el Philippe Chatrier), contará con un techo desplegable ideal para los días de lluvia, la capacidad de personas crecerá a 5 mil y las jornadas nocturnas serán otra de las innovaciones. La primera etapa, que incluye al segundo estadio más importante de la competencia, el Suzanne Lenglen, durará dos años.

Pero ya habrá tiempo para pensar en eso. Ahora en la escena reina el jolgorio, todo el Roland Garros festeja orgulloso por aquella victoria del 13 de febrero cuando su casa de Bois de Boulogne se impuso ante las tentadoras alternativas existentes en caso de mudanza: Versalles, Gonesse y Marne la Vallée. Esta última, por ejemplo, proponía en 35 hectáreas, 55 canchas (con tres centrales y dos con techo retráctil), pero al final pudieron más los 195 votos de los delegados de la Federación Francesa de Tenis que rechazaron el traslado pero determinaron la ampliación de cinco hectáreas.

Los únicos cambios que se verán por ahora serán la nueva utilización de las pelotas francesas Babolat en lugar de las Dunlop del año pasado. La casa, y el lugar se mantienen intactos. Los que quieran aspirar a esta sede, a este polvo histórico de la romántica París y llevárselo a otro lado, van a tener que esperar, y hacer mucho todavía. Qué bueno que el chiste de Caloi sea apenas eso, un chiste.

viernes, 20 de mayo de 2011

"Todos éramos un poco el Loco Chávez"

Más homenajes más para Trillo. Esta es una carta de lectores del diario Clarín (el 16 de mayo) de Javier Arguindegui, un habitante de Misiones, que me pareció interesante:

"Los lectores de historietas de diario no somos eso que sólo aparentamos: comepáginas furgón de cola, pasatiempistas que evadimos la tapa. Arrastramos algo de la filosofía del dolor, digna derrota de la que nos salva cada mañana el heroísmo de un personaje.
Ese alivio, esa utopía, es un sentimiento indescriptible, un código, una fe, como la de un hincha de fútbol. O acaso ¡cuántos empezábamos el Clarín al revés en épocas del Loco Chávez! Pampita era nuestra novia y todos éramos un poco el Loco. Y gracias a Trillo. Es decir, si el diario es como el pan, como el café, como el boleto del bondi ¿qué se puede decir del entrañable guionista de la primera tira de la última página que logró esa identificación irreductible con nosotros que no se haya dicho del canillita, del panadero, del boleto capicúa?
Gracias Trillo, entonces, por cada alivio."
Javier Arguindegui
javierarguindegui@hotmail.com


Dibujo de Daniel Paz

miércoles, 18 de mayo de 2011

Las estrellas brillan por sí mismas

OPINIÓN

Revisando una carpeta con recortes viejos encontré una nota de Juan Pablo Varsky titulada “La fiesta que no necesita del fútbol”, escrita el día de la inauguración del Mundial de Sudáfrica 2010. Se refería a la independencia de una Copa del Mundo, o, mejor dicho, de las luces y todo el colorido que hay en ésta con respecto al juego en sí. Fulminante es la forma en la que arranca el texto: “Al Mundial no le interesa el fútbol”. Asegura que no lo necesita, que éste es apenas una excusa. “La FIFA aprovecha este mes para mostrar su productiva industria sin chimeneas: las transmisiones televisivas con más detalle y menos juego, el color de los hinchas, los grandes conciertos y los mensajes solidarios. La Copa del Mundo ha dejado de ser el contenido más importante de este juego”, delata.

Luego, grafica algo que, por lo menos en lo personal, irrita un poco: “El Mundial une a los futboleros de toda la vida y a los curiosos que se asoman solamente en esta época. En esta gran masa de telespectadores, la mayoría quiere ver quién gana y la minoría quiere ver cómo se juega.” Supuestamente, la época de un Mundial debería ser, para los que nos gusta el fútbol, la más hermosa de todas, pero lo que dice Varsky es cierto, el Mundial lo ven todos (o por lo menos se acerca bastante a ese absoluto). Las mismas mujeres que durante una cena me ordenan que apague el televisor mientras trato de ver a Independiente, son las que después, cada cuatro años, saben hasta el nombre del peluquero que atiende al arquero de Holanda. No me molesta que lo vean al Mundial y que opinen de fútbol cómo quieran, pero, ¿tanta hipocresía entre un mes y un mes? Y después lo otro: para los nuevos fanáticos, el mejor equipo es el que sale campeón, no el que mejor juega, pero eso, igual, es otra historia.

Detrás del recorte que encontré, tenía pegado también un fragmento de una entrevista que le hacen a Rodolfo Braceli, autor del libro “De fútbol somos”, y hay una contestación que se refiere justamente a este tema. Le preguntan: “¿Qué le fascina y qué le asusta de una Copa del Mundo?”, y Braceli, genial, responde: “El Mundial nos succiona el cerebro y el corazón. Fascinante y asustador. Me crispa que se desprecie a aquéllos que no gustan del fútbol. Me joden, además, los tipos que dicen ‘a mí me gusta el fútbol en los Mundiales’. Es como si dijeran: ‘A mí me gusta el matrimonio en la luna de miel’”. Ahora, aunque pasó y es posible que siga pasando siempre, ¿por qué lo ven al Mundial, entonces, estas personas? Por la fiesta, supongo, por el marketing, porque está de moda y es de lo único que hablan en la televisión en ese momento, creo. Sino no se entiende cómo el interés por una pelota que rueda desaparece, y hasta se vuelve fastidioso, al mes siguiente. Por eso el Mundial, como afirma Varsky, no necesita del fútbol.

Para gustarle al espectador, Barcelona o España no necesitan que los medios los alaben con los adjetivos más extravagantes que se puedan usar. No necesitan venderse como los equipos que mejor juegan para que todos quieran verlos. Lo demuestran en la cancha, simplemente. Uno si prende la televisión es para ver eso distinto y estupendo que hacen, no porque en la cuadra abunde el “qué bárbaro el Barcelona”. Y el televidente (ojo, el que tiene la capacidad de captarlo) disfruta porque ve a Iniesta o a Xavi siempre dos pasos adelante de la jugada, no porque la FIFA los haya nombrado como dos de los mejores jugadores del 2010. Es justo el premio, claro que sí, pero no son mejores por haberlo recibido. Son inevitables los elogios que llueven sobre el equipo catalán, pero éste no necesita que se lo venda como el mejor de la historia para poder disfrutarlo. A eso apunto.

Hay millones de cosas que no tienen marketing y son igual o hasta más maravillosas (aunque claro, es subjetivo) que muchas otras que sí lo tienen. Liniers no se equivoca, cuando algo es lindo no necesita que la periferia lo ensalce para ser más atractivo. Solo se basta. El fútbol es hermoso en sí mismo. Un Mundial, también. Una estrella brilla con luz propia. Es así de simple.



martes, 17 de mayo de 2011

Domenech, la vida de un ilustrador que ama al deporte

Por Sebastián Etcheberry

Sentado en el pupitre del colegio Sebastián sacaba cada día el cuaderno como el resto de sus compañeros, pero, a diferencia de éstos, no anotaba lo que el docente parado enfrente, empeñado en educar, pronunciaba sin cesar. Sacaba un lápiz él, una birome o lo que fuera e, influenciado por el entorno, se ponía a crear lo que a su mente llegaba. Vale aclarar: no era que no le interesaba para nada lo que el profesor decía, simplemente prefería garabatear, dibujando se sentía feliz. Así empezó Sebastián Domenech su relación con el dibujo: haciendo caricaturas de sus amigos y sus profesores. Hoy es todo un consagrado, sus ilustraciones acompañan habitualmente las notas en el diario La Nación de los periodistas deportivos Juan Pablo Varsky, Ezequiel Fernández Moores, Marcelo Gantman, y así también algunas notas de la sección política. Colabora a veces con la Revista Grip, Caras & Caretas, Newsweek y es el encargado de hacer las tapas de la reaparecida Revista Un Caño.

Domenech, de 32 años, nació en California por cuestiones laborales del padre, pero asegura que se siente bien argentino. Sin embargo, admite que le quedó “en el inconsciente o en el corazón” un amor a ese estilo de vida propio de su lugar natal: estar cerca de la playa, buen clima y mucho sol. “No el del americano, el del californiano”, aclara por las dudas. Otra de las costumbres que le quedó de allá es su amor por la música. A la mañana, mientras dibuja, suele poner de fondo algo tranquilo como Jack Johnson, Bob Marley o bandas similares, pero a la tarde, en cambio, son los furiosos acordes de The Faces los que suenan en la habitación.

Además de la música, Domenech es un apasionado del deporte en general, y del tenis en particular. Todavía recuerda cuando a los 8 años, en la televisión, Alejandro Apo lo vaticinó como el futuro Sabattini del tenis masculino. Tiene muy buena relación con algunos de los principales tenistas argentinos y de vez en cuando se lo ve en los torneos que se realizan en el país. Junto a Mariano Zabaleta, por ejemplo, es el director creativo de la marca de remeras Yanaoui.

Cuando tenía 18 años, y ya luego de confirmar que el augurio de Apo fue demasiado exagerado, comenzó a estudiar la carrera de Periodismo Deportivo en DeporTEA pero al darse cuenta de que lo suyo pasaba por otro lado, desistió. “Era bastante chico, había salido recién del colegio. En ese momento pensé que era lo mío pero me di cuenta que no”, cuenta. En ese entonces, asimismo, no pensaba, ni siquiera imaginaba, que podía llegar a vivir a través del dibujo: “Siempre estuvo. Después de dejar periodismo hice millones de cosas pero hasta que me di cuenta de que realmente de eso quería vivir pasó bastante tiempo.” Explica que trabajar para un montón de medios deportivos le hace bien porque de alguna manera sigue conectado con el deporte, su otra gran pasión.

Cuando el tiempo se lo permite, concurre a la cancha a ver a Excursionistas, pese a llevar a River en el corazón. Nieto de un fallecido hincha de Banfield, Domenech celebró con mucha alegría el título del Taladro en el 2009. Creció escuchando las hazañas que abuelo Eduardo le contaba sobre el equipo del ’51. “Cuándo era chico, para mi era muy difícil entender como se podía ser hincha de un equipo que nunca había salido campeón y que se iba al descenso. Ahí aprendí y entendí lo que era la pasión, la que mi abuelo sentía por el club al que le había dedicado gran parte de su vida sin obtener nada a cambio más que algún reclamo de mi abuela.” En la consagración del Apertura, emocionado, Domenech le dedicó a su abuelo un dibujo del triunfante entrenador Julio César Falcioni.

Casado con Denise, padre de tres hijos (Juana, y dos mellizos: Bruno y Santiago), vive en Belgrano y a veces se lo ve por la calle paseando a su labradora negra Mona. Al margen de las ilustraciones que tiene que hacer por trabajo, Domenech también se dedica a la pintura hiperrealista de indios americanos y al dibujo de animales, especialmente de monos, los favoritos de su hija.

lunes, 16 de mayo de 2011

1.000 dichos populares, con el ingenio de Díaz y el trazo de Garaycochea

Violeta y Rodolfo jamás imaginaron que ese chiquito que en 1973 aparecía en este mundo jugaría en su vida al menos 1.000 partidos como profesional. Tal vez hasta ni siquiera lo imaginaron con un destino de futbolista. Y muchos menos si no cuando Miguel Ángel Santoro y Ricardo Elvio Pavoni le dijeron a la madre que no llevara más al chico a la 9na división de Independiente porque no le veían un futuro con la pelota. Vaya equivocación cometieron Pepé y el Chivo: el jueves 12 de mayo Javier Zanetti llegó, con 39 años, al millar de encuentros en su carrera. Además, el 12 años consecutivo capitán del Inter es el jugador con más partidos en la Selección (140) y va a pasar un tiempo hasta que alguien lo supere: de los futbolistas en actividad, el más cercano es Messi, con 56. Sin dudas que el Pupi es un emblema de la Nación o al menos, un orgullo. Del mismo modo, el ingenio popular es otro de los orgullosos signos distintivos y característicos del argentino y en el mismo momento en que el pequeño Zanetti empezaba a respirar, un oriundo de Balcarce como Robertson Abel Díaz sacaba un libro con recopilaciones de ejemplos populares: Los 1.000 dichos del ‘dotor’”, con prólogo del cuentista Luis Landriscina y con dibujos interiores y en la tapa del humorista Carlos Garaycochea.

Efectivamente en el libro de Díaz los dichos recolectados son 1000, ni uno más ni uno menos. Según el autor, algunos son bastantes conocidos y él lo único que hizo fue juntarlos todos en un mismo sitio, pero algunos otros partieron de su propia autoría y es ahí donde se nota el humor y el ingenio de este hombre de la pampa bonaerense. Además, como se ve en la tapa, son 1000 dichos del “dotor”, no del doctor, con c, y en el interior del libro las frases -siguiendo por la misma tónica- el ‘de’ directamente se escribe e’, tal su pronunciación en el lenguaje popular.
Los dibujos de Garaycochea aparecen entre medio de los dichos
de ingenio popular recolectados por Díaz
Por dar unos ejemplos, para referirse a algo demasiado extenso, Díaz lo cuenta de esta manera: “Largo como puteada e' tartamudo”; en cambio, para una situación en donde hubo una demora: “Atrasao como risa e’ sordo”; para una situación riesgosa: “Más peligroso que peluquero mamao” y para describir una figura humana un tanto excedida de peso: “Petiso y gordo como pata e’ billar”. Los dibujos de Garaycochea (inconfundibles en sus trazos) aparecen con bastante frecuencia entrecolados entre los dichos de Díaz. Están en blanco y negro y retratan con humor (por supuesto) algunas de las frases del libro.

Obviamente que Fangio, tal vez, ocupe un lugar mucho más preponderante en el ejercicio de identificar a la Argentina, pero el humor tanto de Garaycochea como el del ingenio popular de Díaz son dos elementos que no se pueden dejar afuera. O si no, ¿a qué otro país se le ocurriría la frase: “Raro como rancho e’ dos pisos” para explicar un hecho extraño, “cargoso como vendedor de rifas”, para decir que alguien decididamente es un pesado, o: “Aburrido como jubilado sin vecino”, para graficar un momento de hartazgo infinito?

Ante la indiferencia de la gente, Violeta y Rodolfo salían de un hospital en Dock Sud con un bebé que con el tiempo alcanzaría el número de cuatro cifras en cuanto a partidos jugados. Por las calles, en tanto, esa misma gente veía su hablar cotidiano identificado en las frases que Díaz, con agudeza, recolectó, y Garaycochea, con humor, dibujó.

lunes, 9 de mayo de 2011

Murió Carlos Trillo, creador de El Loco Chávez

El gran historietista Carlos Trillo, guionista de El Loco Chávez y Las puertitas del señor López entre otras tiras, murió ayer en la lejana Londres luego de sufrir una desconpensación mientras paseaba con su esposa. Fue llevado al hospital pero no pudieron hacer nada y es por eso que hoy el mundo del cómic está de luto.

Trillo comenzó en 1964 colaborando en la revista Patoruzú Semanal hasta 1968 y luego en la editorial García Ferré. Además de escribir cuentos y notas de estilo periodístico, Trillo escribía los guiones de las tiras de la publicación: Hijitus, Antifaz, Topo Gigio, y La Familia Panconara.

En 1972 ingresó a la revista Satricón y conoció a Horacio Altuna, con quien más tarde, en 1975, crearía la popular tira cómica El Loco Chávez, un periodista porteño hincha de Racing y corresponsal extranjero, que vivía diferentes aventuras en ciudades como Copenhague, París, Venecia y San Francisco. La tira fue un éxito, se publicó durante 12 años (desde el 26 de julio de 1975 hasta el 10 de noviembre de 1987) en la contratapa de Clarín y curiosamente El Loco Chávez apareció por primera vez en Londres, lugar donde su creador se despidió.

Luego, en 1979, construida como una denuncia a la libertad de expresión en una Argentina bajo el régimen de la dictadura militar, Altuna y Trillo crearon Las puertitas del Señor López, un oficinista gordo, petiso y cobarde que vive atormentado por sus jefes, sus compañeros, sus vecinos y su esposa. Ante esa incapacidad de rebelarse contra ello, ingresaba a un mundo alterno e interior (siempre por una puerta de un baño) para refugiarse. Fue llevada al cine en 1988 y obtuvo el Gran Premio en el Festival Chaplín del Humor en Vevey, Suiza.

Otras de sus creaciones fueron: Cybersix, El Negro Blanco, Fulú, Merdichesky, Alvar Mayor, Un tal Daneri, y Clara de Noche, una de las últimas.

“No lo puedo creer. Estamos desvastados, Carlos querido...", publicó el dibujante Rep en su sitio web. Otro que sufrió a montones su perdida fue Claudio Kappel, dibujante en La Prensa: “Cada 15 días se solía encontrar en un bar con Maicas para escribir los guiones de Clara y alguna historieta para la revista Genios, y como el bar quedaba a dos cuadras de casa, siempre me invitaban a tomar un café para charlar un rato, momento que yo disfrutaba mucho. Voy a extrañar mucho esos encuentros y sobre todo a Carlos, una persona sencilla, cálida, humilde, de esos tipos que quedan pocos. Le agradezco por tantos momentos de magia vividos gracias a sus geniales creaciones”.

En estos momentos muchísimas páginas de diversa índole lo están recordando a su manera. Alguien asegura que Trillo fue una de las personas más queridas del medio y nadie lo contradice, es más, la gente apoya el comentario y agrega lo suyo. “Una perdida irreparable para el arte y la cultura”, diagnostica Laura. “Los grandes nunca se van, siempre dejan su obra como legado para la posteridad”, asiente Norberto R., otro que creció leyendo Las puertitas del Señor López. “Los Historietistas rendimos homenaje en esta excelente persona que siempre brindo palabras de aliento y consejos para quienes tuvimos la suerte de conocerlo. Trillo vive en cada viñeta, en el corazón de quienes lo admiramos”, escribe César Carrizo.

Todavía recuerda Alejo García Valdearena, hoy dibujante de Poco y nada en la Revista Viva de Clarín, cuando de chico acudía al estudio de Trulli en Vicente López “en busca de un consejo, un contacto, una opinión, un empujoncito. Sus logros como profesional son casi infinitos y bien conocidos por todos, así que, a modo de homenaje, me gustaría destacar dos cualidades de la persona: su humildad y generosidad. Siempre se tomó el tiempo de atendernos a todos y de hacernos sentir que éramos sus colegas. La cantidad de ‘empujoncitos’ que Carlos repartió a diestra y siniestra a lo largo de su vida, la cantidad de gente que descubrió, guió, recomendó, aconsejó y apadrinó es inmensa. La importancia de ese legado, me atrevería a decir, es tan grande como la de su colosal obra”.

Se fue un grande de las historietas y tiras cómicas, creador de personajes inolvidables. Ese ritual de recibir el diario a la mañana y estallar a carcajadas con las vivencias de Chávez o los tormentos de López hoy se transformó en llanto, o cuanto menos congoja, al desayunar con la terrible noticia del adiós de Trulli.


Sebastián Etcheberry